
(Madrid, 1998)
Artista plástica licenciada en Bellas Artes, Animación y Aplicaciones 2D y 3D por la Universidad Francisco de Vitoria. Su trabajo se ha expuesto en galerías nacionales como Arniches, Modus Operandi o Arias Rego Contemporary, además de en ferias como JUSTMAD. A través del autorretrato introspectivo, Mandy explora temas como la melancolía y la nostalgia, impregnando sus obras con una fuerte carga emocional. Reflejo de una generación digital, comparte su proceso creativo en redes sociales como YouTube, Instagram y TikTok, divulgando y mostrando la su realidad como artista emergente.
Dentro de sus líneas de trabajo destaca la serie Poemas Pictóricos, donde explora la conexión entre poesía y pintura. Este proyecto nace de la dificultad personal de la artista para expresarse abiertamente, marcada por su infancia y la necesidad de cuidar a su hermano. Esto marcó su forma de ver la realidad y motivó su deseo de exteriorizar sus sentimientos a través del arte. Los poemas se integran como subtítulos en las obras, dialogando con los personajes representados y el espectador. A su vez, hay una clara presencia de elementos de la cultura pop digital y audiovisual asiática, remitiéndonos al impacto de la globalización y el consumo de contenidos digitales en masa.
obras
Por más que lo intento, aún no me encuentro (2025)
Este proyecto artístico surge de un proceso de meditación y reflexión personal sobre un tema que ocupa un lugar
central en mis preocupaciones como artista: el tránsito de la infancia a la adultez y el largo, a veces tortuoso,
camino que implica. Un proceso lleno de obstáculos y adversidades que nos acompañan en nuestra formación
como individuos.
A partir de esta inquietud, me he imaginado a mí misma de niña, vestida con mi uniforme escolar y cargando mi mochila
más querida, esa que me acompañó durante la adolescencia. En la imagen, me veo mirando atrás, hacia aquello que dejo atrás,
pero también observando el horizonte incierto que se abre ante mis ojos. Es una escena que refleja una sensación recurrente
en mi vida: la búsqueda constante de mi propia identidad.
La obra pictórica, realizada en óleo sobre madera de okume, representa esta travesía mediante la imagen de una chica
que cruza un terreno hostil, cubierto de espinas, cardos y ramas afiladas. Sobre ella, un cielo gris con nubes densas y
una iluminación incierta refuerza la sensación de incertidumbre y desafío. En su espalda lleva una mochila que no es
una mochila común, sino un muñeco sentado sobre ella, con enormes ojos que miran hacia atrás—hacia el espectador—y un
corazón rojo vibrante. Este corazón, que resalta sobre la paleta cromática predominante, actúa como un punto focal y simboliza la conexión emocional con el pasado.
La figura se enmarca en una puerta a escala real, evocando los espacios cotidianos que transitamos: una casa, un aula escolar, una universidad o un teatro. Esta puerta no es solo un elemento arquitectónico, sino un umbral simbólico, una frontera entre dos dimensiones: la
infancia, donde hemos estado protegidos, y la adultez, un territorio agreste que debemos recorrer hasta encontrarnos a nosotros mismos. El marco que rodea la obra, construido con mimbre y plantas secas, refuerza la naturaleza híbrida de la pieza, que oscila entre la pintura y la escultura. Los elementos que lo componen parecen escapar del lienzo, en un intento de romper las limitaciones impuestas por el propio marco, del mismo modo en que la figura de la chica lucha por atravesar su propio camino.
El título, “Por más que lo intento, aún no me encuentro”, cumple un papel esencial dentro del proyecto. No solo enmarca la obra conceptualmente, sino que también guía al espectador en la lectura de sus múltiples niveles de significado. Por un lado, nos remite a lo visible,
a la escena representada; por otro, nos invita a mirar más allá, a desentrañar lo que el artista quiere transmitir.
Esta obra es, en esencia, una meditación visual sobre la identidad, el crecimiento y la inevitable transformación que experimentamos a lo largo de la vida.
Instalación. Óleo, rotuladores y lápices sobre madera okume, mimbre, rafia y flores.
210 x 110 cm
Precio: 2.600 € + IVA
Lucharé por los sueños que me concedan las estrellas (2024)
En diálogo con la obra precedente, en esta también explora la transición hacia la adultez, un momento en el que los deseos dejan de ser suficientes y deben ser respaldados por esfuerzo y responsabilidad. La artista crea una narrativa que confronta la tensión entre los sueños idealizados y la realidad del trabajo necesario para alcanzarlos. Con una sensibilidad única, Mandy nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del crecimiento personal, donde los anhelos no se cumplen por arte de magia, sino mediante acciones concretas. Su obra es un recordatorio poderoso de que la adultez no solo implica soñar, sino también construir el camino hacia esos sueños.
Óleo, rotuladores y lápices sobre madera okume.
120 x 100 cm
Precio: 1.400 € + IVA


+ información: https://www.mandyshadows.com/