
(Madrid, 2002)
Recién graduada de Bellas Artes por la Universidad Complutense, Gabby es la artista más joven del elenco. Su pintura ha sido siempre un ejercicio de exploración emocional. Al principio gravitaba en torno a la tristeza, la soledad y la ansiedad, cuestiones fundamentales para la Generación Z. Tras esta etapa, donde cada enfrentamiento con el lienzo era un duelo solitario cargado de una intensidad emocional casi inhóspita, Gabby redirige su exploración. Sin abandonar el trabajo introspectivo, plantea encapsular en sus oleos historias y emociones vinculadas a su otra gran pasión, el mundo del motor.
Los coches clásicos han sido en su vida una constante y más particularmente, su Volkswagen Beetle de 1959. Como resultado de esta relación, el vehículo trasciende su rol utilitario o estético para convertirse en un receptáculo de historias generación tras generación. Un vínculo que queda plasmado en sus lienzos. Adentrarse en el mundo del motor supone un desafío en sí mismo, territorio históricamente dominado por la mirada masculina. A través de su obra, Gabby busca reivindicar el lugar de la mujer en este espacio y poder servir de inspiración.
obras
The Green Beetle Chronicles (2025)
Pintar duele. No porque el gesto del pincel lastime la piel, sino porque a veces abre demasiado. Como un corte limpio,
deja expuestas emociones que preferiríamos no enfrentar. Hay un punto en el que el arte se vuelve un espejo demasiado nítido,
una confrontación constante con lo que somos y con lo que aún no sabemos de nosotros mismos.
Pero el arte también es un viaje. Y como todo viaje, necesita emoción, impulso, una ruta que haga que el camino valga la pena.
Dejar de pintar por miedo a ese desgarro era quedarse varado en la cuneta. Así que, ¿por qué no cambiar de marcha?
¿Por qué no poner el foco en lo que entusiasma, en lo que impulsa hacia adelante?
Los coches clásicos han estado ahí desde siempre, como testigos de historias que se han contado a través del tiempo y del asfalto.
Cada vehículo es más que una máquina: es un objeto de diseño, una cápsula de memoria, un cuerpo con alma. Y, sin embargo,
están ausentes en los espacios de arte, relegados a la categoría de afición cuando, en realidad, son patrimonio. Son historia
en movimiento.
Ser cronista de estos coches es algo más que retratarlos: es capturar la vida que los rodea, la gente que los cuida,
las rutas que han recorrido. Y qué mejor manera de empezar que con Montse, el Beetle del 59. Un coche que no solo es metáfora del viaje,
sino también de la exploración creativa. Porque en su pintura y en su historia se entrelazan el pasado, el presente y el deseo de seguir avanzando.
Si pintar es un viaje, Montse es el primer kilómetro. Y en la carretera que se abre por delante, lo importante no es solo el destino, sino el goce de cada tramo del camino.
Óleo sobre lienzo.
Composición de cuatro cuadros.
Medidas variables.
Precio: 1.900 € + IVA




Alien vs Pops (2025)
Ese día, la vida se dividió en dos fuerzas opuestas: el miedo a lo desconocido y la ilusión construida con años de esfuerzo. Mientras la amenaza del cáncer se cernía sobre su padre en la sala de operaciones, el rugido del Morgan rompía el silencio, recordando que los sueños también pueden ser un refugio. No era solo un coche, era el fruto de una lucha personal, el símbolo de un deseo que había vencido al tiempo.
Al tomar el volante, la artista buscaba asimilar lo inevitable, encontrar en la velocidad una forma de sostener la esperanza. Alien (el cáncer) y Pops (su padre) enfrentados en una batalla silenciosa, mientras ella transitaba un camino donde la ilusión y el miedo coexistían. Aquel día, más que nunca, entendió que aferrarse a los sueños es otra manera de resistir.
Composición de dos cuadros.
Óleo sobre lienzo.
Precio: 1.400 € + IVA